Poéticas del silencio
Este proyecto tiene como objetivo explorar algunas formas de silencio: como acción de callar algo o a alguien; como compañero ineludible al deambular lejos de la ciudad y como pausa necesaria para que exista el ritmo en toda composición. El silencio es reciproco a la palabra, existentes únicamente con la identidad del otro. Es imprescindible, pero pareciera inexistente.
La principal finalidad es cegar al poeta para enmudecerlo. La muerte de una planta como metáfora. En una visita previa a Cachipay y sus alrededores me di cuenta que el territorio está comenzando a asfixiarse, una planta trepadora proveniente de África, el Ojo de poeta (Thunbergia alata) o también conocida como Hierba del espanto, es la culpable. Por falta de conocimiento y políticas públicas que protejan el ecosistema, está homogenizando el paisaje creando mantos que cubren gran parte del bosque. Mediante la elaboración artesanal de papel, se plantea una alternativa para volver productiva esta especie y al mismo tiempo contribuir con su eliminación. ¿Se puede desde el arte mitigar una invasión biológica? ¿la creación artística facilita alianzas que propicien las posibilidades para establecer normas que protejan los bosques nativos? ¿será posible silenciar al poeta?
Como una primera fase del proyecto se planean una serie de recorridos a pie para explorar la zona. Se tomará como referencia el paseo real que baja de Puerto López a la vereda El Tolú, el viejo ferrocarril, el camino real de Cachipay a Zipacón, el casco urbano, y las cinco hectáreas de la finca El Cocuy; estos recorridos de carácter investigativo pretenden recolectar primero, información centrada principalmente en las plantas invasoras, creando un pequeño catalogo ilustrado del territorio, y segundo erradicar los bejucos de Ojo de poeta. Este manual de plantas elaborado con papel artesanal, será un muestrario el cual va a valer como herramienta de reconocimiento y diferenciación de las especies que vulneran los ecosistemas nativos de la región. Seguido a este primer proceso, iniciaría la producción de papel artesanal con las plantas recolectadas. Después de fabricar el papel con la enredadera, se establecerá una serie de pautas con datos exactos que van desde la recolección y manejo de las plantas, el tiempo de cocción para desfibrarlas, hasta el prensado y el secado de las hojas. Esta serie de pasos se socializarán de manera práctica a la comunidad en una acción que se llevara a cabo los días de taller abierto, convocando tanto a los vecinos como a instituciones educativas con el fin de fomentar el uso productivo de organismos perjudiciales y brindar herramientas para reflexionar el territorio de forma alternativa, siendo conscientes de su frágil equilibrio, creando así estrategias que simultáneamente aviven las exploraciones creativas.
Se plantea como propuesta plástica la elaboración de cuatro hojas de papel de 50 x 35 cm con fibras de Ojo de poeta, que serán intervenidas utilizando principalmente el café molido como pigmento. La representación pictórica sobre el papel artesanal corresponderá a dos retratos de animales silvestres nativos y dos paisajes autóctonos de la provincia del Tequendama que están siendo silenciados por el Ojo de poeta. Estas imágenes se determinarán gracias a los relatos de los pobladores de la región (siendo el voz a voz una de las principales herramientas para reconocer el territorio) y las fotografías capturadas. Como proceso final se propone registrar la descomposición de las hojas fabricadas e intervenidas, las cuales serán dispuestas sobre la tierra, a la intemperie, durante un mes aproximadamente. La imagen y el soporte se desvanecerán con el tiempo debido a los factores climáticos o a la fauna que se alimente de ellos, fundiéndose en el sustrato de donde se extrajo. Para la exposición final se plantean una disposición de piezas análogas y audiovisuales que recopilan el proceso anteriormente descrito. Estas piezas serán exhibidas tanto en el espacio de Proyecto Cocuyo como en Bogotá. La investigación además de centrarse en la utilización productiva de las plantas invasoras, se concentrará también en propiciar la lugaridad, habitar espacios de tránsito, señalar y caminar las cargas del tiempo, la memoria individual y colectiva, que este mundo globalizado por lo tanto urbano, comienza a olvidar.